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Este artículo fue escrito por Asha Curran, CEO de GivingTuesday. Lee la versión original en inglés.

Es difícil escapar la avalancha de noticias inquietantes sobre la propagación de COVID-19 y su impacto en el mundo. También es difícil escapar la creciente sensación de aislamiento: nos estamos viendo obligados a evitar los espacios públicos, cancelar celebraciones y eventos, y renunciar a asistir a los servicios religiosos –  en otras palabras, todas las formas en las que estamos acostumbrados a reunirnos en comunidad. Apenas a unas pocas semanas, es evidente que estamos enfrentando un inmenso desafío para la cohesión social y nuestro sentido de agencia personal. ¿Qué puede hacer una sola persona ante una crisis tan grande?

Aún cuando es muy tentador retirarnos para protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos, es muy importante recordar cómo nuestra generosidad puede impactar a nuestros vecinos, a nuestras comunidades y a miles de personas que nunca conoceremos, pero que también están sufriendo y tienen miedo. Tal vez ya no podemos dar la mano para saludar, pero aún podemos extender la mano para ayudar, literal y emocionalmente.

Es justo en medio de este distanciamiento social que necesitamos comprometernos más que nunca en unirnos. Podemos ejercer nuestro poder cívico creando y difundiendo ideas -sobre cómo ayudar, cómo sanar, cómo crear nuevos tipos de conexión y comunidad- que puedan adoptarse rápidamente por las redes y las fronteras. Nada será más importante que la generosidad de base ampliamente distribuida y profundamente interconectada. No se trata de tamaño: todos tenemos algo que dar, y cada acto de consideración y amabilidad humana es importante.

Nos inspira ver que esto ya está sucediendo: la gente crea y comparte ideas creativas para ayudarse mutuamente durante la crisis.

La generosidad es una fuerza poderosa que contrarresta el aislamiento y la soledad que ya prevalecen en nuestra sociedad y que ahora empeorarán. Nuestra capacidad de ayudar y dar esperanza nos da agencia, disipando los sentimientos de impotencia. Nos hace mucho más felices, disipando los sentimientos de desesperación. Nos recuerda que podemos tener un impacto significativo, si somos intencionales.

 

Algunas ideas para comenzar: 

Apoya a las personas que serán las más afectadas

Ciertos grupos sufrirán un impacto compuesto: no sólo el impacto del virus en sí, sino también el impacto de las medidas tomadas para proteger al público. La cancelación de eventos y viajes y el distanciamiento social dejarán a muchos trabajadores, padres y madres solteras, cuidadores  y aquellos sin seguridad social, en circunstancias muy graves. Hay cosas que podemos hacer para mitigar algunos de estos efectos – los esfuerzos de crowdfunding están en marcha, por ejemplo – pero también podemos abogar por políticas y leyes que hagan menos probable que alguien tenga que vivir tan cerca del borde del desastre. Podemos acercarnos a aquellos en riesgo de caer por las grietas y simultáneamente preguntarnos por qué alguien está tan peligrosamente cerca de las grietas en el primer lugar. Y podemos continuar abogando una vez que esta crisis haya pasado.

 

Recuerda a los que están en el frente

Médicos, enfermeras, todas las personas que laboran en los hospitales, los equipos de limpieza y los socorristas estarán trabajando al máximo durante las próximas semanas. Apoya a las organizaciones que apoyan a estos trabajadores y asegura sólo pedir su apoyo cuando sea absolutamente necesario. Podrías generar un maratón de agradecimientos, escribiendo cartas y tarjetas para enviar al hospital, refugio o estación de policía más cercano etc. – además, es una excelente manera de mantener ocupados a los niños durante el periodo en el cual no asisten a la escuela. (Vale la pena incluir también a sus maestros locales en este trabajo, ya sea que tengas o no niños de edad escolar.)

 

Apoya a las organizaciones con propósito

En tiempos normales, el sector sin fines de lucro trabaja incansablemente para mitigar el sufrimiento y apoyar a aquellos que con demasiada frecuencia se quedan atrás. Ahora, que estamos en tiempos difíciles, trabajarán aún más duro y en condiciones aún más difíciles. Grandes sectores de la población que normalmente están en riesgo ahora se encuentran ante un riesgo mayor: trabajadores sin seguro, aquellos que viven sin hogar y tienen hambre, aquellos que ya están aislados o enfermos. Las organizaciones que atienden a estas poblaciones y ayudan a aquellos que atraviesan tiempos difíciles necesitarán nuestro apoyo.

 

Encuentra nuevas formas de ser un buen vecino

Si bien es normal seguir nuestras rutinas y no conversar diariamente con nuestros vecinos, ahora es un buen momento para hacer lo contrario. Haz uso del sistema de comunicaciones de tu vecindario o edificio si lo hay (tal vez una lista de correo electrónico, un tablón de anuncios, Slack o un grupo de redes sociales) para comunicarse con una nota alentadora o para ofrecer suministros adicionales, particularmente a las personas mayores y o las que tienen recursos limitados. Deja productos enlatados, productos de limpieza, suministros médicos sin abrir en un área común o en la puerta de alguien para limitar el contacto personal. Agrega una nota escrita a mano para informarles que no están solos. Llama a un vecino, amigo o ser querido y habla por un momento. Incluso si no puedes ofrecer más, simplemente el sonido de tu voz combatirá los sentimientos de aislamiento y soledad, para ambas partes.

 

Despliega tus  habilidades y tus redes para el bien

Ahora es el momento de utilizar nuestra interconexión para escalar las iniciativas de generosidad. Si un trabajador social, por ejemplo, encuentra una manera de ayudar a un miembro de la comunidad en crisis, tal vez a través de sesiones de asesoramiento virtual pro bono, eso es maravilloso; si ese trabajador social activa una red nacional de trabajadores sociales para implementar un plan en docenas o cientos de comunidades, es una intervención sistémica significativa. Las agencias de salud pública estarán abrumadas, este tipo de esfuerzos tendrá que ser desde la comunidad. ¿A qué asociaciones, clubes o redes que perteneces puedes inspirar para organizar una gran idea?

 

Practica la bondad sencilla

La amabilidad es un activo. Podemos elegir regalarlo o no. Practicar la amabilidad es un acto de generosidad. Es una cosa sencilla, pero puede ser la más difícil de llevar a cabo cuando nos sentimos estresados. En tiempos de crisis, nuestros sentimientos de frustración, miedo, ira y paranoia pueden apoderarse. Una sonrisa, un saludo, una palabra amable puede significar mucho. Adopta una posición en contra de cualquier sesgo o racismo que veas asociado con el virus. Comunícate en línea para motivar a los demás y compartir información confiable. Por lo menos, identifica y reacciona cuando sientas la tentación de hablar con ira.

 

En estos momentos de crisis y aparente impotencia, el ingenio humano brillará. Cuando todo parece estar desmoronándose es justo cuando tenemos una oportunidad: para superarlo juntos y para volver a armarlo como queremos que sea, no como era. A medida que la crisis se profundice, pondrá de relieve las fallas y lagunas de los sistemas y estructuras de nuestra sociedad. Tenemos la oportunidad de salir de él con el compromiso de componer estas fallas, proteger a las personas vulnerables y cuidarnos el uno al otro – eligiendo la generosidad en tiempos de calma así también como en tiempos de confusión.

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